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Temía estar solo,
 hasta que aprendí a quererme a mí mismo.
Temía fracasar,
hasta que comprendí que únicamente fracaso si no lo intento.
Temía al dolor,
pero me di cuenta que es necesario para crecer, para hacerme fuerte.
Pero sobre todas las cosas
Temía al pasado.
Hasta que comprendí que no podía herirme más, que sólo puede regresar en forma de recuerdos,
por lo tanto,
 el pasado se va.
Se recuerda, te hace daño, pero el pasado siempre acaba yéndose. 

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